Carlos Sanguinetti es un destacado experto en biotecnología en Uruguay, con una larga trayectoria en este campo. Obtuvo su Magíster en Ciencias Biológicas en el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (PEDECIBA) de la Universidad de la República.
Fue fundador y director científico de ATGen, una empresa dedicada a la investigación y desarrollo de tecnologías en el campo de la biotecnología, desde su creación hasta el año 2007. Durante su gestión en ATGen, recibió varios premios y reconocimientos por su trabajo y aportes en el área, incluyendo el Premio a Iniciativas Biotecnológicas Nacionales en 2004 otorgado por la Red AMSUD Pasteur en Uruguay, el Premio a la Pequeña y Mediana Empresa Innovadora en 2004 otorgado por la Red ProPymes, y los premios "Arroba" a la empresa Biotecnológica y al Emprendedor en 2003 otorgados por Millenium 21.
En una entrevista realizada por el diario El Observador en 2013, Sanguinetti destacó la importancia de la innovación en la biotecnología y su interés en el desarrollo de tecnologías que puedan tener un impacto positivo en la sociedad. Además, mencionó la necesidad de fomentar el emprendimiento y el desarrollo de empresas en el campo de la biotecnología en Uruguay.
Actualmente, Sanguinetti se desempeña como Coordinador académico en ORT y Director del CBI+i, un centro tecnológico de biotecnología especializado en el desarrollo de soluciones en las áreas de salud, medio ambiente y agricultura. A través de su trabajo en CBI+I y su trayectoria previa en el campo de la biotecnología, Carlos Sanguinetti se ha consolidado como un referente en el desarrollo de soluciones innovadoras en este campo en Uruguay.
Remontándonos a sus inicios en este camino, Carlos nos cuenta que su historia con la ciencia comienza en 1987 en el Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina, cuando cursaba segundo año de esa carrera.
Nos cuenta que, en Belo Horizonte, cuando conoció a Andrew Simpson, “un inglés que vivía de transformar empresas clásicas en empresas biotecnológicas y lo hacía desde la academia pura y dura”, se dió cuenta de que podía agregar valor a la industria desde la academia.
Según nos cuenta, “ya fueron obtenidos ensayos de establo dónde se determinó una protección superior al 70%, siendo este valor el mayor observado en el país hasta el momento, incluso frente a vacunas importadas”.